Se quisieron pasar de listos

Alan y Javier entraron al supermercado para hacer las compras y cometieron algunas trampas, como arrojar productos al carrito y querer llevarse un cajón entero de verduras. Pero Gran Hermano los obligó a devolver los productos mal habidos.

El ya a esta altura insoportable Alan y el policía Javier se hicieron cargo de las compras, envalentonados por el éxito en la prueba del tango, que les daba más tiempo. No es casual que sean ellos, dos personas tan apegadas al orden y la autoridad, quienes se autodesignaron para comprar y abastecer a los demás.

En esta ocasión, los chicos se quisieron pasar de vivos y arrojaron productos a los carritos. Igual, la máxima la hizo Alan: agarró un cajón de verduras y lo sacó entero del súper. Cuando Gran Hermano objetó esta compra, el Pelado alegó, tecnicista: “Lo agarré con las manos”. Y Javier agregó: “Lo que no está prohibido está permitido”.

Lo cierto es que Gran Hermano los puso en su lugar y los obligó a devolver lo que había sido mal obtenido. Entre ellos, varios paquetes de toallitas femeninas, para desesperación de las chicas. De cualquier forma, es evidente que esta clase de productos, como se dijo en el debate deberían ser proveídos automáticamente.

La designación de la gente que entra a comprar parece ser que va a traer conflicto en la Casa. Porque ya hay quienes miran con malos ojos al Pelado quien dice ser “bueno para el refrigerador”, como si hubiera hecho un curso de posgrado.

Párrafo aparte merece el desastre que dejaron los chicos atrás al hacer las compras, que en realidad se parecieron a un auténtico saqueo. Muy lindo fue también ver a Alan arrojarse al piso y pasar rodando cuando se estaba bajando la persiana, cual Indiana Jones. Si se quedaba adentro, quedaba nominado.

Pese a todo, hay que reconocer que tanto el Pelado y el policía hicieron un buen trabajo: los chicos estarán bien abastecidos esta semana.