Los cabecillas dentro de la casa

Damián es uno de los que siente alma de liderazgo y de a poco intentará diagramar a su gusto las nominaciones. Mientras otros atentos a la movida realizan su propia resistencia silenciosa.

El juego cobra cada vez mayor interés en la medida que los participantes conocen más a fondo a sus compañeros y se van gestando alianzas y algunos roces.

Pero nada es duradero dentro de la casa, y aquellos chicos que parecen crear fuertes afinidades al poco tiempo la realidad los puede encontrar transformados en íntimos enemigos.

Así es cómo de a poco se muestran las distintas personalidades de cada uno y aquellas que por su propia naturaleza se destacan del resto. Si bien nadie quiere atribuirse abiertamente el rol de líder resulta más que obvio que varios participantes luchan por ese lugar.

Entre todos se impone hasta ahora Damián, el rosarino hincha de Newell´s, quien de a poco se muestra como el participante con más influencia sobre el resto. De hecho es claro que es uno de los pocos “invictos” en las nominaciones ya que hasta ahora no recibió ningún voto de sus compañeros.

Tiene un especial carisma para sumar aliados, y todavía no tiene enemigos directos. Jonathan, Juan y Gabriel son algunos de sus fieles.

Pero otros ya intuyen su estrategia. Así en una de las clásicas caminatas por el borde de la pileta, Diego y Agustín intercambiaron ideas y se les escuchó decir en forma secreta: “Ahora se empiezan a mostrar las cosas como son. Acá hay personas que intentan manipular al resto”.

Junto a ellos, podrían sumarse a este pequeño subgrupo Marianela y Silvina. Pero en forma callada y de manera inteligente, Vanina aparece como la cabecilla de estos rebeldes frente a las influencias del rosarino.

Una lucha de poderes recalienta el ambiente al interior de la casa del Gran Hermano, y todo detonará en la medida en que las semanas transcurran y los soldados caigan.