En una emocionante etapa final de Gran Hermano 2016, los corazones de los espectadores seguían palpitando intensamente mientras los concursantes luchaban por alcanzar la gloria. El turno para despedirse de la competencia llegó para Leandro Robin, el talentoso tucumano, quien obtuvo el 13% del voto del público y culminó su viaje en el cuarto lugar de la gran final.
Después de la partida de Yasmila, fue Leandro quien ocupó el centro de atención, enfrentando la decisión del público en una batalla por la permanencia junto a Mauricio. Finalmente, con un respetable 13% de los votos, el Tucu se despidió de la Casa, marcando el fin de su travesía en Gran Hermano 2016.
Con sus 29 años, Leandro se destacó como uno de los concursantes más experimentados en términos de edad entre los finalistas. A lo largo de la temporada, este cantante de folclore compartió su pasión por la música y sus aspiraciones de ganar popularidad para consolidarse como músico. Una de las imágenes más entrañables que perdura en la memoria de los espectadores es su conexión con Azul, quien con su acordeón acompañó con armonía la voz y la guitarra del Tucu, creando momentos memorables en la Casa.
Leandro se diferenció de muchos de sus compañeros al transitar por la Casa sin generar grandes controversias. Su paso por la competencia estuvo marcado por su enfoque en la música y su búsqueda por alcanzar sus objetivos personales. Sin embargo, aunque no protagonizó escándalos, su estadía no estuvo exenta de momentos emotivos y desafiantes.
Uno de los momentos más recordados fue cuando fue involuntariamente involucrado en un incidente que lo afectó profundamente. Agustín Pappa le jugó una broma que resultó en la explosión de un huevo en su cabeza, justo en un período en el que Leandro estaba pasando por momentos difíciles dentro del juego.
La adaptación de Leandro al juego y a sus compañeros fue un proceso que él mismo describió como complicado, en parte debido a su edad y su perspectiva diferente. A pesar de los obstáculos, logró establecer conexiones genuinas y compartir su pasión musical con el público.
Hoy, mirando hacia atrás en la temporada de Gran Hermano 2016, Leandro Robin brilla como un concursante que dejó una marca sin grandes escándalos, pero con una autenticidad y dedicación notables. Su cuarto lugar en la final es un testimonio de su perseverancia y su búsqueda por hacer realidad sus sueños musicales.