La expulsión de Analía pegó fuerte en la Casa. Para bien o para mal. Y así como Carla pasó una noche triste, Natalia aprovechó las primeras horas de ausencia para acercarse a Pablo, con quien hacía días que no hablaba. Primero se hicieron chistes mientras él le tocaba el pelo. Más tarde ella se metió en su cama, donde fumaron un cigarrillo juntos. “En esta cama tenés un lugar”, le dijo el galán a la juninense. Luego le hizo unas caricias en la panza y le dijo: “Afuera te voy a estar esperando en un café para charlar”. El carilindo le ofreció devolverle la cadenita, pero Nati le dijo que se la había regalado. Los primeros pasos están dados…