En la Casa se respiraba malhumor por la tarde. Una de las razones era la escasez de comida y Pablo no tuvo mejor idea que proponer una distribución más racional de las reservas. Terminó de decirlo y la mesa se convirtió en campo de batalla. Todos reaccionaron mal, pero Analía, que ya estaba molesta, especialmente. Y Viviana, que no se calla nada, dijo que es difícil racionalizar cuando algunas personas, como la propia Analía, no confían en los otros y se guardan cosas. La cajera reaccionó a los gritos en un nuevo cruce verbal con Viviana.