Alejandra empezó una relación sentimental con Pablo. Silvina también estaba enamorada de él, y se lo hizo saber. La cordobesa se enteró, y la convivencia entre las dos nunca volvió a ser la misma. A pesar de lo sucedido, Ale entendió que no había maldad en los actos de Silvi, y la perdonó. Pero la rosarina volvió a la Casa y no dudó en votarla. Después, la amistad entre ambas se fue consolidando, y Ale nuevamente la perdonó y no la votó. Y la historia se repitió: Silvina la nominó. Córdoba se siente defraudada, pero ya no tiene tiempo para volver atrás. Sabe, además, que su amiga Ximena debe estar diciendo afuera “yo te lo advertí”.