Ondas de amor y paz

El cambio que se produjo en Pablo parece no tener límites. Y Alejandra, su primera interlocutora dentro de la Casa, es también la que más sufre los sermones del bailarín. “¿Cumpliste tu sueño acá?”, le preguntó Pablo a Ale mientras disfrutaban de la pileta el miércoles por la mañana. Ella dio a entender que sí con la cabeza, y se refugió en el silencio. “Soy una persona que vino a ayudar, no a ganar”, trató de explicar Pablo, cuando Ximena también lo escuchaba. “Totalmente”, contestó la Negra, un poco confundida. Parece que nadie termina de acostumbrarse al nuevo Pablo, ni a sus profundidades.

Luego, durante la comida, Pablo y Gustavo tuvieron una acalorada discusión. Según el bailarín, no existen personas malas. “Todos son buenos, pero algunos se equivocan”, explicó. “Siento que la gente necesita mucho amor. Hay que perdonar las equivocaciones”, agregó en tono monocorde. “Es claro que hay gente mala. Para vos, si no hay gente mala, entonces no existe la maldad”, retrucó tomando temperatura el fierrero. “Yo no voy a confrontar. Me pongo mal porque no me entendés. Pienso tan diferente que es difícil que me entiendas”, sostuvo Pablo tratando de cerrar el tema. “No te pongas mal”, dijo Gus conmovido. “No me pongo mal por mi, me pongo mal por vos. Yo no me enojo nunca, creeme”.