Un mal día para Pablo

Por la tarde, Pablo volvió a tener una de sus caídas. El bailarín, que muchas veces entretiene a sus compañeros con ocurrencias y chistes, tiene sus bajones de vez en cuando. Para recuperar el ánimo, el galán decidió compartir sus penurias con Gran Hermano en el Confesionario, donde estuvo más de una hora. Finalmente Pablito volvió a reunirse con sus compañeros, más tranquilo y con mejor ánimo después de la charla.

Las nominaciones del sábado, que situaron a Silvina y Javier en el banquillo, tomaron más por sorpresa a uno que otro. La modelo, a pesar de no tomárselas con sus compañeros, no esperaba ser elegida tan pronto, mientras que el Paisa, dada la menor convivencia que tuvo con los chicos, imaginaba la posibilidad de que lo votaran. Así fue como en los confesionarios posteriores, cada uno apeló a sus mejor estrategia para convencer a la gente de que no los eche. Silvina admitió que estaba satisfecha por lo vivido en la Casa pero que le quedaba más por conocer. Mientras tanto, el hombre de campo apeló a pedir más tiempo, ya que él, al igual que el resto de los chicos necesita días para conocer a la gente y a si mismo.

Al igual que después de casi todos los sábados de nominaciones, los chicos quedaron golpeados por las noticias. La noche fue ganada por un largo silencio, que se apoderó de cada uno de los participantes. Algunos aprovecharon para lavar culpas alentando a los nominados, mientras ellos aclararon que no había “mala leche” y que lo que pasó el sábado era parte del juego. Así fue como durmieron hasta tarde y se tomaron su tiempo para levantarse en este domingo que amaneció frío y ventoso.