La madrugada del viernes hizo llegar el momento. Gustavo llevó a Ximena al establo y después de hablar de cosas sin importancia, sacó el tema. “No puedo hablar… me tengo que limitar… no por mi”, le dijo a la Negra mirándola a los ojos. Ella lo observó inquisitiva, entonces el fierrero volvió con lo suyo: “No me tirés, porque te tengo que decir cosas que no te puedo decir”, lamentó con la voz entrecortada. “Bueno, mejor”, sólo atinó a contesta Xime. “No te lo digo, pero es obvio”, agregó Gus guardando silencio. “Negra, te puedo decir tantas cosas… cuando salgas vas a ver lo que te estoy diciendo”, le advirtió.