La de Carolina no fue una salida más. La emoción, sus lágrimas y las palabras intercambiadas con Pablo, nunca mejor apodado de galán, dejaron sembrada la posibilidad de una nueva pareja cuando los dos estén afuera. Y los efectos de la expulsión de la chica de Ezeiza se sintieron en la casa. Alejandra, la pareja de Pablo puertas adentro, no supo bien en qué lugar ubicarse, y se quedó largos minutos en el sillón con la mirada perdida.
Después de una noche difícil, los chicos no tuvieron problemas de conciliar el sueño, tal vez esperando olvidar con eso las lágrimas de Caro al salir. Las cosas fueron diferentes el domingo. Pablo y Alejandra pasaron gran parte de la tarde en la cama de él abrazándose y besándose bajo las sábanas. Claro, que con el correr de los minutos la temperatura pareció subir y ambos comenzaron a moverse lentamente bajo el acolchado. Los besos y caricias siguieron hasta que con el tiempo llegó el diálogo y las confesiones también. “Te tengo que decir algo pero todavía no puedo porque me da vergüenza”, dijo él para luego continuar con la sesión de mimos hasta que ambos se levantaron. Si bien los dos estaban vestidos, el acolchado protector de la intimidad de los chicos dejó sembrada la duda: ¿hubo sexo en Gran Hermano?
Cuando se calmaron los ánimos, fue la hora de las cartas, una buena forma de distender el ambiente que había quedado tenso desde la noche anterior. Así fue como los chicos jugaron al chinchón, se divirtieron, gritaron y se sacaron de encima la angustia pasada. Las cosas parecía estar ya en orden y los participantes se prepararon para otra semana de convivencia y nuevas emociones en la Casa de Gran Hermano.