Domingo de finalistas

Como ocurre todos los domingos, los chicos se levantaron tarde. Gustavo y Roberto, como siempre, fueron los primeros en despabilarse y desayunar en la cocina. Mientras preparaban el mate, conversaron sobre lo que sienten por estar en la final. El Negro, visiblemente emocionado por haber quedado en la Casa, coincidió con su amigo en que se parecen mucho. Los dos, dijeron, son tipos de barrio, que les tocó vivir muchas cosas y eso los hace similares en muchas de sus reacciones y formas de pensar.

Más tarde se fueron despertando las chicas. Alejandra y Silvina suelen disfrutar un rato más del sueño. Y el último domingo no fue la excepción. La rosarina, para variar, volvió a sus bromas. Con una espuma de cotillón, roció a la cordobesa y a Gus. Como venganza, el fierrero armó una corneta con cartones y le gritó al oído, hasta que la modelo tuvo que pedir que parara. Las bromas, parece, continuarán hasta el último día.

Cuando cerraba el día, los chicos se pusieron pensativos. Silvina, Gustavo y Roberto conversaron sobre lo que ocurrirá el día de la salida. Se preguntaron qué les pasará por la cabeza cuando se enfrenten a la multitud que grite su nombre y se imaginaron tirándose sobre la gente. A pocos días del cierre, los cuatro finalistas ya no pueden pensar en otra cosa que en el afuera. Claro que queda por ver el orden en que les va a tocar salir. Esa, es la gran incógnita.