Los chicos vivieron con mucha emoción el contacto con sus familiares en el Confesionario. “Me dio muchas pilas hablar con mi viejo”, le dijo Silvina al Paisa. “A mí también, pero quizás te juega en contra”, contestó él. “Sí, porque te dan más ganas de estar con ellos”, finalizó Silvi. Más tarde, Gustavo dijo: “Si muestran mi conversación con mi hermano, lo dejé mal parado, porque todo el tiempo le decía Narigón”. Javier concluyó enseguida que si no lo había escrachado en el Confesionario, lo estaba haciendo ahora. En resumen, todos quedaron entre melancólicos y divertidos por el contacto con la familia.
Mientras tanto, la prueba de esta semana sigue avanzando. Los chicos demostraron enormes progresos en algunas etapas, y serias dificultades en otras. Nada está definido. Durante el día de hoy, tuvieron la última prueba. Gustavo no tuvo problemas con el toro mecánico. El Paisa demostró estar muy cerca de conseguir enlazar. Alejandra también. Silvina, en cambio, no mostró ninguna mejoría en el arte de arrojar la soga. Mañana deberán aprobar las cuatro pruebas si quieren ver incrementado su presupuesto en un 50 por ciento.
Pero el clima de nominación no se esconde, a pesar de la cercanía del final. En una charla, Gustavo admitió ante Roberto y Javier (los nominados) que él cree que si se queda el Paisa crecen sus posibilidades de ganar. A pesar de esto, sostuvo que prefiere que se quede Roberto, que es más amigo suyo. Como suele ocurrir, el Negro se sintió incómodo con el comentario. “¿Por qué decís eso?”, increpó el Negro. “¿Por qué siempre te hacés cargo de todo? Le dije algo que comentamos nosotros recién, y que todos piensan”, retrucó el fierrero. En ese momento, el Paisa dejó entrever que piensa que Roberto barre para las cámaras. “Tu mejor amigo en la Casa fue el escobillón”, dijo en tono burlón Gustavo.