Estar en placa con Seba no fue simple para la mendocina, detrás había una lucha de poder en la que el triunfador se llevaría no solo los laureles sino también toda la fuerza y el apoyo del público. Mientras tanto, él aprende a sacar cuentas.
La bella morocha tuvo muchos conflictos con el más joven de la casa. En medio del romance que tuvieron, y por varias actitudes de él, todo se quebró. Su juego quedó a la vista de todos convirtiéndolo en uno de los jugadores más “fríos” de la Casa y los roces aumentaron cada vez más.
Ella se enteró que Seba le puso una espontánea con la idea de quitarla del juego para lograr estar más cerca de la final pero las cuentas le salieron mal y todo se dio vuelta poniéndolo a él en placa.
El muchacho del cabello revuelto, en los últimos días se aisló del grupo, hacía todo solo y no perdía oportunidad de agredir a la mendocina cada vez que pudo.
Esta actitud se puede leer de dos maneras: como el más claro sentimiento de debilidad frente a un fuerte oponente ó se trató de la utilización de una estrategia, esperando que ésa melancolía vista casi como una victimización, le sumara algún punto en el último momento.
Hoy el muchacho está afuera y es, quizás el resultado más justo, no solo porque se trata del voto del público sino porque es el que menos tiempo estuvo en la casa.