En medio de una atmósfera cargada de expectación en la casa de Gran Hermano, un sorprendente encuentro entre Lucila y Marcos dejó huellas emocionales profundas. Mientras todos esperaban ansiosos la decisión que Marcos debía tomar, La Tora decidió acercarse y compartir palabras que conmovieron al concursante hasta las lágrimas.
La oriunda de Berazategui se mostró genuinamente interesada en conocer una parte delicada del pasado de Marcos. Le preguntó sobre un problema de salud que había enfrentado en su infancia, una cuestión que le dificultaba alimentarse regularmente, y sobre el apoyo psicológico que había recibido durante ese período.
Marcos compartió fragmentos de su experiencia, describiendo el proceso de superar diversas adversidades una a una. Aunque comenzó a relatar su historia, optó por no profundizar demasiado en los detalles de esa etapa de su vida.
La Tora eligió entonces elogiar a Marcos por la persona en la que se ha convertido actualmente. Le expresó que su popularidad en la casa refleja el amor que la gente siente por él. Le instó a valorarse y comprender la belleza que emana de su amor incondicional y ausencia de rencor a pesar de las dificultades vividas.
Con palabras llenas de admiración y empatía, La Tora describió a Marcos como alguien excepcional que trasciende su juventud y las dificultades que ha enfrentado. A medida que avanzaba su discurso, la emoción se apoderaba de ambos y Marcos comenzaba a derramar lágrimas.
La Tora subrayó que las personas buenas atraen experiencias positivas y que Marcos estaba siendo recompensado por su autenticidad y bondad. Expresó su deseo de que él reconozca su valía y la grandeza que lleva dentro. Le recordó que las luchas pasadas contribuyeron a moldear su carácter y lo llevaron a ser quien es hoy.
Este emotivo intercambio culminó con un agradecimiento sincero y emocional de Marcos hacia La Tora.