Cada vez más cerca

Dicen que “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”. Y Pablo, el galán de Gran Hermano, parece creer en ese el dicho como si se tratara de una verdad sagrada. Esta tarde volvió a acercarse a Carolina, que se encontraba tirada en el sofá recuperándose de su otitis agravada por un fuerte dolor de cabeza. El bailarín se acostó a su lado y le tomó la mano en busca de cariño. A cambio obtuvo un par de mimos, pero cuando quiso avanzar y pasar la pierna por encima de su compañera, recibió el “no” habitual. “Te tengo desconfianza”, disparó ella. “No te voy a hacer nada porque estoy cansado, lo único que quiero es dormir”, se defendió él, anotándose un punto más en busca de su objetivo final: que la fuente finalmente ceda.