A los 26 años, Romina Orthusteguy ya es licenciada en publicidad, y a pesar de que no tuvo demasiadas oportunidades en lo suyo, sí conoció el trabajo a través de las promociones. No está de novia y advierte a quien se le acerque que no le gusta que le digan lo que tiene que hacer.
De chica era muy tímida, pero a partir de tercer año comenzó a cambiar, lo que también le trajo algún disgusto, ya que sus padres la ponían en penitencia cada vez que la encontraban en algo “indebido”. A pesar de las penitencias tuvo varias relaciones y un noviazgo de cinco años con Gabriel. Sin embargo, sus recuerdos más fuertes salen a luz cuando habla de Gustavo, un amigo que murió de leucemia.
Actualmente vive en Villa del Parque con su familia. Pero las cosas ya no funcionan como antes, en la época de la infancia feliz. Hace unos años su padre fue asaltado, lo que sumado a otras deudas hizo que se acabaran las comodidades. Con ellas se fue el humor de su padre. “Habla muy poco y siento que siempre está enojado”, dice Romina con dolor.
Se define como detallista, dinámica y acelerada. Confía en si misma y a pesar de escuchar a los demás, le gusta tener espacio para tomar sus propias decisiones. Si bien confía en los otros y se admite paciente, larga una advertencia que habrá que tomar en cuenta: “No me gusta que me pongan limitaciones, los límites sé ponérmelos yo sola”. Veremos cómo lo toman sus compañeros.