Maximiliano Degenaro es un hombre peligroso. O al menos parece peligroso a la hora de “conquistar mujeres”, lo que él declara como su hobby. “Soy un atorrante. Todo un Don Juan. Me enamoro con facilidad”, confiesa sin ninguna vergüenza. “Soy polémico, carismático y seductor”, agrega, como para dejar en claro cuáles serán sus intenciones dentro de la Casa.
Vive en Caballito, y su gran pasión, además de las mujeres, es el cine. Por eso, todas las noches concurre a la Facultad, donde estudia Dirección y Producción de TV. Pero las cosas no son tan fáciles para Maxi: “Para poder bancarme la Facultad, trabajo los fines de semana como barman en una disco de Saavedra”.
Los amores de su vida son algo verdaderamente importante para Maxi. “Soy dulce, cariñoso, posesivo. Además, soy muy familiero, amo a mis viejos, a mi hermano, y sobre todo a mi abuela, que es una fenómena”. El sentimiento de Maxi lo lleva a elegir “comer en familia” como el mejor momento de cada día. Además, también adora a sus dos perros: “una ovejera que se llama Indiana y un Rotwailer llamado Tango”.
Si hay algo que a Maxi le encanta es ir mucho al gimnasio, y sus músculos así lo confirman. “Al menos voy cinco días a la semana, porque además ahí me encuentro con mis amigos”. Posiblemente el cuerpo que consiguió a fuerza de gimnasio y voluntad lo ayude en su cometido: mostrarse gracias a Gran Hermano como “el Don Juan de la Argentina”, tal como se autodefine. Porque eso es lo que dice Maxi para explicar por qué quiso entrar a la Casa más famosa del país. “Esta vez no me quiero quedar afuera porque no hubo ningún Don Juan. Me apasiona amar a toda mujer que me de su mirada”, dice sin tapujos.