Matías Bagnato

A Matías Bagnato se le van a cumplir varios sueños al entrar a la Casa de Gran Hermano. Uno va a ser trabajar en televisión. El otro, poder ayudar a su abuela Norma, que es el sostén de su vida. “A ella le debo todo lo que soy”, dice sin vueltas, y no es para menos: cuando tenía 16 años, Matías perdió en un accidente a sus padres y sus dos hermanos.

Desde ese momento, como no podría ser de otra manera, su vida cambió por completo. “Tuve que enfrentar las cosas desde otro punto de vista, con mayor responsabilidad”, recuerda. Hoy, a los 24 años, se reconoce como una persona alegre, sociable y que hace reír a la gente, como para dar por tierra con la imagen de la compasión.

Su pasión son los aviones. De chico, soñaba con ser Auxiliar de a bordo, objetivo que logró cuando ingresó a una empresa aérea regional. Tenaz y metódico, alcanzó más tarde su siguiente objetivo: volar un avión a turbina. Pero las cosas del país lo hicieron convertirse en un desocupado más cuando en el 2000 dieron por terminado su contrato y ahora trabaja como auditor en una empresa de colchones. .

Es hincha de San Lorenzo, aunque no fanático del fútbol: su deporte favorito es la natación. Actualmente soltero, asegura que de los demás necesita “compañerismo, confianza en la palabra y mucha amistad”. La Casa va a ser un buen lugar para lograrlo, pero claro, también estará la competencia. Y ahí el tiene mucho para dar. Porque si gana va a poder cumplir su sueño, que es ayudar a su abuela Norma.