A sus 26 años, Gustavo Conti no tiene dudas sobre sobre cuál es el amor de su vida: los fierros. “Mi tiempo libre lo dedico a los autos”, confiesa sin pudor, aunque también encuentra tiempo para ir todos los días al gimnasio, jugar al futbol y nadar. Trabaja como conserje en un hotel, y vive sólo con su padre, ya que su mamá murió hace 6 años.
Su fanatismo por los autos es absoluto: le dedica largas horas a su preparación y cuidado a su propia máquina, y su sueño es llegar algún día a tener un convertible. De todos modos, ningún sábado se pierde el partido de fútbol que juega con sus amigos. Tiene una novia que conoció hace muy poco tiempo, y veremos qué sucede con esa relación durante los más de tres meses de encierro que le esperan a Gustavo.
Dice que quiere ser famoso, y que por eso ingresó a la Casa de Gran Hermano. Pero a la hora de hablar de razones más profundas, no duda en buscar un poco más dentro suyo. “Quiero saber cuál es mi comportamiento ante esta experiencia”, empieza a decir, para mostrar después algo de su personalidad. “Quiero mostrar al mundo entero la garra del argentino, la fuerza y la verdad de alguien como yo: un ser humano muy pero muy transparente”, remata.
“Soy un tipo divertido, con buen humor, digo las cosas de frente y no doy vueltas. Soy lo más sincero posible en todo”. Una personalidad fuerte, y un cuerpo también fuerte, para quien seguramente será uno de los centros de atención entre los nuevos participantes de Gran Hermano.